domingo, 26 de octubre de 2008
TORSO.
Categoría: Escultura.
Título: Torso.
Técnica: Escultura con resina de Poliester.
Medidas: 23 x 11 x 37 cms.
Fecha: S/f.
Autor: Copia, de autor desconocido. Imitacion de la obra.
JAVIER MARIN, nace en Uruapan, Michoacán, México, en el año de 1962. Vive y trabaja en la Cd. de México, D. F.
De 1980 a 1983 estudia en la Escuela Nacional de Artes Plásticas Academia de San Carlos ( UNAM) en la Cd. de México.
Desde 1983 ha presentado más de 50 exposiciones individuales y a participado en más de 200 exposiciones colectivas en importantes espacios culturales em México, USA, Canada, Centroamerica, Sudamerica y varios paises de Europa.
En el desarollo de su obra utiliza: Bronce, Barro, Resina de Poliester y Materiales alternativos como Resina de Poliester y Amaranto, Resina de Poliester y Tierra Negra,Resina de Poliester Fierro y Oleo, Resina de Poliester y Tabaco.
De su obra Javier Marín nos comenta: Para mí existe otra realidad que no es la que percibimos. Vivo por esa parte intangible y misteriosa que es la que me mueve. El mundo material como lo entiendo es una serie de estrategias aprendidas para sobre vivir en un juego gigantesco.
Y todo lo que hacemos a diario está cargado de significado, más aún cuando producimos una obra o un objeto. Las obras de arte son para mí cápsulas densas de información; Cada rasguño, cada trazo, cada volumen, cada desición está llena de mensajes: es como un ADN de información tremenda.
ANTONIO ZAYA en el 2004 nos dice:
Y ciñendonos a la obra reciente de Javier Marín, quiza estos cuerpos desarticulados, desactivados, no sean sino un cápitulo más, acso el más comprometido, personal y doloroso, de cuantos ha venido dejando testimonio sobre y alrededor de éste paraíso olvidado, genuino, quien sabe si todavía recuperable, que es el cuerpo del deseo de la escultura, quizá tambien resida aquí la potencia revolucionaria y transformadora de éstas obras colosales.
En éste sentido, la vindicación que hace Javier Marín del cuerpo dela escultura de la anatomía y autonomía de su metáfora, en mí opinión, llena de sensatez estética a un tiempo, es ejemplar en un mundo como el nuestro, cada día más herido y agredido obsesivamente por nuestra propia especiecomoéste extraordinario escultor lo exhibe.
Tratamos entonces una cuestión que ya resolvió Nietzche al enfrentar a Dionisios y Apolo. Como dice Pilles Deleuze: Dionisios es como el fondo sobre el que Apolo borda la hermosa apariencia; pero bajo Apolo es Dionisios en el que gruñe.
SANTIAGO MUTIS D. Nos comenta:Javier Marín Ha vuelto a darle al hombre la más alta dignidad, restituyendole su fuerza y su grandeza su vitalidad y su luz; deseos y razones de vivir, su conmoción, su poder y tambien la fe en sus dones humanitarios, que aunque despiadadamente golpeada no podrá ser separada del hombre, así no encuentre mucho lugar entre la atrocidad o la languidez en las que hemos acomodado nuestro vergonzoso refugio y a las que hemos encomendado nuestro cuerpo, nuestros días y nuestra intimidad traicionada.
A Javier Marín, El hombre no lo ha defraudado, lo esculpe con dolor, con admiración con veneración, con un terrible amor por su estremecedora jerarquia llena de profunda savia, de compasión y de nobleza, de fuego y humanidad.
AGUSTIN ARTEAGA en 1994 analiza:
Regresa cínicamente al origen de la escultura clásica para de ahí partir, corrompiendola de inmediato, manieristamente. No es político ni conceptual, podría hasta acusarsele de trivial y aparentemente convencional. No optó por hacer ¨lo que se espera¨ de un artista contemporáneo.
Retorno a la tradición del modelado y lo arcaico de la ceramica para desafiar con su absoluta honestidad de hacer lo que cree. Con su esfuerzo y espiritu volvió a colocar la escultura en su pedestal... y reactivó el péndulo de la historia del Arte.
Es la resistencia de la materia al esfuerzo dominado de las manos del artista.
Es energía que genera una torsión en sus personajes y nos obliga a girar sin fin a su alrededor como si nosotros, espectadores, fuéramos parte de un conjunto. Su efecto es semejante al arribo de la pubertad cuando los sentidos despiertan y a la menor provocación se exaltan.
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